domingo, 25 de diciembre de 2011
Palabras vacías.
Latidos vacíos, un corazón sordo, un alma rota por el hambre de besos y caricias en mi cuerpo.
Busco entre los pensamientos de mi cabeza una respuesta para encontrar mi existencia banal en la humanidad. El frío de la calle congela mis manos, mis sentidos, pero ¿sabes? No me importa pasar frío si es contigo.
Mas mis pasos se resbalan en el hielo del suelo, un baile extraño se apodera de mis piernas y caigo. Sólo carcajadas salen de mi boca y una sonrisa en tu cara es lo que más ilumina mi alma.
He pensado en ti en estos días fríos de invierno y sólo me he imaginado descansando entre tus brazos. Qué ironía, yo paso frío, pero tú eres la que se esconde en unos brazos que no son los míos.
No existe en mí la valentía, ni el valor, ni nada relacionado. No existen en mí las palabras de amor, existe el miedo e intento vencerlo cada día que paso contigo para que, en el momento exacto, las palabras vacías que susurra mi alma se conviertan en un discurso que termine en el paraíso de tus labios desnudos para poder descansar siempre en la cama de mis sueños. O lo que es lo mismo, la tuya.
viernes, 23 de diciembre de 2011
¿Sabes?
¿Sabes? Hoy te besaría hasta reventar y contaría una y otra vez a las estrellas lo preciosa que eres.
¿Sabes? Hoy te has ido y aunque te no te hubieras ido, no te tendría.
¿Sabes? Hoy he sentido que te quería a mi lado.
¿Sabes? Hoy me he dado cuenta de que me gustas y no sé cómo hacerme ver ante tus ojos.
¿Sabes? No sé si tú sentirás lo mismo, si ni siquiera te lo has replanteado durante un segundo pero..espero que mi camino y el tuyo se crucen en algún punto.
¿Sabes? Hoy tengo el corazón encogido y cansado de esperanza. Y de esperar.
Pero sobre todo no entiendo por qué se me pone difícil todo lo que deseo. Ni siquiera sé por qué tú, por qué ahora y por qué no antes...sólo sé que no sé nada.
martes, 20 de diciembre de 2011
Piedras
Mis ojos no se acostumbraban a la oscuridad, a fogonazos mi ser interior despertaba en humo y frío.
Pero las estrellas me guardaban desde ahí arriba. Me guiaban por la playa para no perderme y poder resguardarme del viento y el frío.
El silencio era imposible, el sonido del mar batallaba con mi corazón en una lucha épica entre alma y razón. Mi vida pasó ante mis ojos en un segundo y caí al suelo adormecida por el perfume de la salitre en el aire.
Mis manos frías me devolvieron a la vida, mi alma en llamas había recuperado mi cuerpo y mis ojos, mis ojos ya se guiaban perfectamente en la oscuridad sin necesidad de luces.
Aunque allí mismo existiese la luz más intensa y preciosa. Aunque esa luz durase un segundo. Aunque esa luz me cegase y tropezase con las piedras.
Aunque esa luz fuese la de una estrella fugaz siempre será la que más ilumine en la noche pues con su muerte yo he comprendido la vida. Con su muerte yo he descubierto la vida.
viernes, 16 de diciembre de 2011
Espacio
Corazones de Jengibre
jueves, 8 de diciembre de 2011
Juntas
martes, 6 de diciembre de 2011
Gracias
sábado, 3 de diciembre de 2011
Simplemente
domingo, 27 de noviembre de 2011
Dios, Destino, Universo.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Tú
domingo, 20 de noviembre de 2011
Fuerza
lunes, 14 de noviembre de 2011
Te quiero
viernes, 11 de noviembre de 2011
Fuegos artificiales
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Alcohol
lunes, 7 de noviembre de 2011
Un sentimiento.
martes, 1 de noviembre de 2011
Un momento
sábado, 29 de octubre de 2011
Lisette Model

Me había citado por primera vez con aquella mujer que sin querer me escribió. Hizo llegar su nota por debajo de mi puerta y me dejó su dirección. Cinco o seis cartas después se dio cuenta de que no era yo al que buscaba, pero aún así nos seguimos escribiendo.
Ella era de algún lugar lejano. No sabía cómo, dónde, ni cuándo, apareció aquella nota bajo mi puerta, pero doy gracias al cielo de que aquello ocurriese.
Ella vendría con un vestido blanco con puntitos negros y un clavel rojo en la oreja, sujetando su pelo. Yo iría con traje, corbata y boina. Una boina que me regaló mi padre antes de ir a la guerra.
Estaba nervioso, había llegado una hora y media antes y ya no sabía qué hacer, estaba desmenuzando el billete del autobús y ya llevaba unos cuatro cafés. El corazón me iba a mil y cada vez que miraba la hora el reloj parecía atrasarse en vez de adelantar el tiempo. Tenía el estómago cerrado. Leía y releía la carta en la que ella me citaba y me describía con detalle su vestido para que no la confundiera con otra, pues no habría otra para mí. Era ella, sí o sí.
Las sillas del café eran cuanto menos incómodas. El relleno de los asientos hacía mucho que había muerto y viajado a mejor vida, por lo que mi trasero estaba totalmente inquieto. Mis músculos se tensaron cuando, entre el gentío que había frente a la puerta vislumbré un suave y ligero vestido de tela blanca y con puntos negros. Mis ojos se engrandecieron cuando ese vestido lo vi acompañado de unos preciosos zapatos de tacón. La gente dejó pasar a semejante ángel que entró por la puerta...
Su piel negra contrastaba con el blanco de la tela, el clavel rojo descansaba sobre su oreja izquierda y sus manos sujetaban nerviosas su bolso. Se acercó a mí, la miré de arriba abajo, ambos nos miramos con sorpresa, yo blanco, ella negra, pero sonrió y el resto del mundo y sus miradas desaparecieron pues quien tenía delante era una estrella personificada en una sonrisa tan dulce que no pude dejar escapar.
Y aquella misma noche, le pedí que se casara conmigo.
jueves, 27 de octubre de 2011
Lisette Model

Había una vez una mujer a una cámara pegada.
No sabía mirar sin ella,
porque sin ella, no encontraba nada.
Mas un espejo la miraba
y su corazón al verlo de angustia temblaba.
Aquella mujer de pelo cano
y piel arrugada
no era ella, sino su gemela malvada.
Años y años estuvo mirando a través de un objetivo
y jamás se paró un minuto a encontrarse consigo.
Su vida, carrete tras carrete,
se había ido.
No había manera para aquella mujer
de volver al principio
y ser niña otra vez.
Abrió sus brazos en la noche.
Tiró la cámara al vacío.
Suspiró,
y como caballo que lleva el viento,
resurgió de sus cenizas el bello ser que llevaba dentro.
miércoles, 26 de octubre de 2011
Metamorfosis
En mi espalda noto las ganas de que salgan mis alas y de salir volando. Mi alma dice ''¡Corre! ¡Ve! ¡Vuela libre!'' pero mi corazón no; mi corazón me grita que me quede, con la poca fuerza que tiene late aprisa para que cuanto más me aleje de todo, más quiera quedarme. Me engaña. Me engaña y yo no sé cómo hablarle para que me deje seguir caminando.
martes, 25 de octubre de 2011
Lisette Model

Los pasos ajetreados de la gente de la ciudad sonaban como los cascos de los caballos en una carrera. Sus pies tocaban el suelo, aprisionaban el sonido y lo dejaba salir en forma de carcajada, de grito o de banal conversación.
Las personas, como hormigas, viajaban rápido, cruzando calles sin mirar, entre los coches o entrando en los edificios que tocaba para volver día tras día a su monótono trabajo.
Pero no todos dejaban abandonados los días uno tras uno. En la ciudad que nunca duerme, en la ciudad en la que las luces no se apagan, pues cuando se esconde el sol se encienden los neones y cuando éstos se apagan el astro rey se despierta, hay una persona cuya vida apenas le importa a unos pocos y cuya muerte, si eso ocurriera, no le importaría a nadie, pues nadie la recordaría.
Ese extraño ser, llamado vulgarmente Pobreza, acecha en cada esquina de cada calle intentando llevarnos a los más oscuros reinos. Ropa rasgada, mal olor, durmiendo entre cartones, corazones deshilachados, almas rotas y lágrimas que se secan con el contacto de la piel sucia. Un recuerdo es lo único que te mantiene vivo mientras intentas sobrevivir una fría noche más vigilando de que nadie te intente robar lo poco que tienes, de que nadie te mate por envidia o estando alerta para no morir congelado y ser pasto de las ratas y de los gatos que, minuto a minuto te miran imaginando que eres un plato de comida caliente y abundante. Comerán hasta hartarse.
Culpas a tu desquiciada mente que te habla. Culpas a tu mujer, a tu marido, a tus hijos, a tu familia, te culpas a ti mismo...culpas a todos los que pasan a tu alrededor y no te miran. Culpas a los que te miran y lo hacen con desprecio. Culpas al presidente por dejarte morir en la calle. Culpas a todo lo culpable, esa piedra, esa nube o ese pájaro que volaba sobre tu cabeza.
Y con un grito de esperanza en los ojos y exhausto te tumbas en el suelo, sobre tus cartones, junto a esa tienda en donde venden cosas que brillan...y mientras lo único que ves son las pisadas de los demás, las prisas y sus vidas, tú cierras los ojos...pero no volver a abrirlos nunca más.
lunes, 24 de octubre de 2011
Diane Arbus

Lidia y Eleanora eran amigas desde bien pequeñitas. Nunca entendieron por qué la gente se apartaba y cuchicheaba al mirarlas, se ponían tristes e iban llorando a sus madres preocupadas. Éstas, que también se conocían de tiempo atrás, siempre les contestaban lo mismo ''si la gente no puede miraros el alma cuando os ve sonreír es que son ciegos de nacimiento''.
Lidia y Eleanora siempre iban juntas a todos los sitios, les gustaba tomar el té en el jardín, un día en casa de Lidia y otro día en casa de Eleanora. Siempre acompañado de pastas y sus mejores amigos, Benny el oso y Mara la jirafa.
Lidia y Eleanora se hicieron mayores, crecieron juntas frente a las adversidades de la sociedad que intentaba apartarlas de toda la realidad, pero ellas lucharon y salían de paseo día tras día. Acompañaban a sus madres a hacer recados y bailaban en los bailes del pueblo. Al fin y al cabo eran las únicas capaces de sonreír cuando estaban felices, capaces de sacar una sonrisa a aquellos que sólo encontraban lágrimas. Eran pura luz y sinceridad. Eran alma y eran corazón.
Si había algo que les gustase más que sonreír era hacer fotos. Miles de fotos llenaban sus paredes, miles de personas las miraban sonriendo, miles de paisajes iluminaban sus pequeños corazoncitos.
Pero si había una foto que ambas guardaban con especial cariño era una foto en la que las dos vistieron falda, vistieron sus mejores sonrisas y sus mejores tocados. Vistieron su mirada más sincera y verdadera y salieron a bailar. Sus madres hacían años que habían muerto pero ellas jamás se asustaron pues mientras se tuvieran la una a la otra nunca se perderían.
Aquella noche bailaron como nadie, disfrutaron de las luces de colores y de la música y tras aquella noche de felicidad pidieron que les hicieran una foto para inmortalizar aquel momento. Esa foto adorna cada rincón de la casa que comparten; no tienen fotos de boda, ni fotos de familia, no tienen hijos, y apenas tienen amigos. No tienen suegros ni cuñados, pero no les hace falta, pues tienen amistad y es tan fuerte que ni la muerte podría separarlas.
Lidia y Eleanora son dos personas pero comparten una misma alma, un mismo corazón y un mismo sentimiento.
Amistad.
domingo, 23 de octubre de 2011
Diane Arbus

Corría por las calles vacías de la ciudad. Sudaba y respiraba con dificultad, el aire no le llegaba a los pulmones, los nervios le podían y no sabía si aguantaría mucho más.
Corrió calle, abajo evitó un callejón lleno de aquellos seres; ''¿de dónde han salido?'' no dejaba de preguntarse.
Aquellos seres habían aparecido de la nada, habían destruído todo cuando conocía, su familia, su hermana, su ciudad...apenas se podía reconocer lo que algún día fue. Como único recuerdo llevaba el bate de béisbol que le regaló su padre al cumplir los seis años, se había empeñado tanto en tener uno que a su padre no le importó gastarse el dineral que se gastó sólo por ver su cara de felicidad al desenvolver aquel trozo de madera.
El extremo de aquel bate goteaba sangre por encima de la sangre ya coagulada. Recuperó el aire durante un par de minutos y veía al fondo una marabunta de aquellos muertos vivientes. La radio lo había anunciado varios días atrás, pero nadie hice caso, como de costumbre.
Siguió su camino y al ver que se acercaban más y más, decidió seguir un poco más allá del colegio donde se encontraba la policía. Al llegar vio un furgón lleno de policías que gritaron que corriera más rápido que estaban a punto de alcanzarlo. Con un último esfuerzo llegó a la parte traserá del furgón y subió, bate de béisbol en mano.
Atrás dejaba aquella ciudad maldita, el recuerdo de tiempos mejores y a aquel ser muerto o vivo o dios sabe qué, que se parecía a su hermana y que, con la mandíbula desencajada y el paso cojo, intentaba alcanzarlos.
viernes, 21 de octubre de 2011
Diane Arbus

Su casa olía a basura y a deshecho. Sus manos olían a lejía y a otros productos químicos. Su nariz ya no olía lo que a su alrededor había.
La luz entraba por los resquicios de la suciedad de las ventanas. Jeringuillas rotas, una copa vacía, seis botellas de cerveza desparramadas alrededor del cubo de basura que supuraba moscas. Su cama era un colchón en el suelo; sus amantes eran las drogas que noche tras noche recorren sus venas llegan hasta lo más hondo de su cerebro y tiñéndole el alma de sensaciones únicas que repetía y repetía hasta que los vómitos la hacían despertarse de sobresalto por las mañanas.
Cegada por el sol del mediodía, Celine se levantaba a duras penas del colchón, a veces sola, a veces acompañada por alguien que ni siquiera conocía. Llegaba al baño y se tomaba seis aspirinas y dos pastillas anticonceptivas 'por si acaso', pensaba siempre. Se miraba a la cara en el espejo, pero Celine ya no se reconocía, no era ella, había dejado de ser ella misma mucho tiempo atrás.
Su pelo ya no era aquella melena rubia que le recorría la espalda cuando era una niña, ya no tenía mirada feliz; tenía mirada de adulta. Pero, mirando en lo más hondo de su propia mirada, aún podía ver a aquella pequeña de rizos de oro que conquistó el mundo una vez y que, ahora, sobre las estrechas paredes de su piso, una fotógrafa la está retratando para quedar inmortalizada en la memoria, una vez más.
Porque al fin y al cabo la memoria es eso, una fotografía.
jueves, 20 de octubre de 2011
Lo que un hueso
lunes, 17 de octubre de 2011
Extraño
domingo, 16 de octubre de 2011
Estrella
martes, 11 de octubre de 2011
Alcohol
sábado, 8 de octubre de 2011
Piano
viernes, 7 de octubre de 2011
Campanadas
jueves, 6 de octubre de 2011
Bailarina
viernes, 30 de septiembre de 2011
Fuegos Fatuos
domingo, 25 de septiembre de 2011
El sol de mi esperanza

Sentada mirando al mar busqué la respuesta al por qué había sido yo la elegida para poder coger aquella mano sin miedo a caminar junto a ella. Con la salitre volando en el aire sus besos seguían siendo dulces como los del primer día. Su mirada, la mía, la nuestra, que se encontraban al descubierto.
lunes, 19 de septiembre de 2011
Sueños
sábado, 17 de septiembre de 2011
Tú
lunes, 12 de septiembre de 2011
Nuestro mundo
sábado, 10 de septiembre de 2011
Ella
Hoy
martes, 6 de septiembre de 2011
Amor
Mas la vida no sé lo que me deparará, no sé qué me espera, no sé qué espero de ella...quiero tu piel sobre la mía, quiero tus besos sobre mis labios, tus dedos, entrelazados con los míos. Quiero a mi princesa, tumbada sobre mi cama; quiero mirarla mientras duerme y adivinar sus sueños a través de sus suspiros. Quiero tenerla, quiero besarla y enseñarle el mundo a través de mis ojos, quiero mostrarle el mío.
jueves, 11 de agosto de 2011
Closed

miércoles, 3 de agosto de 2011
Estrellas
viernes, 29 de julio de 2011
Principio
sábado, 16 de julio de 2011
Luna llena
miércoles, 13 de julio de 2011
Hoy, tú.
martes, 5 de julio de 2011
Vacío
lunes, 4 de julio de 2011
Basura
Tu piel
sábado, 25 de junio de 2011
La vida.
Que la vida da muchas vueltas, que te mareas y que te caes...
Que caminas de la mano de nadie y aún así sabes qué camino pisar.
El camino de baldosas amarillas se suele decir, pero es mentira, es una camino lleno de trampas que pisar y que esquivar. Caer de lleno o sólo tropezar...tropieza, tropieza, tropieza, tropieza...y cae.
Cae al vacío de la nada, al vacío de la oscuridad y piérdete hasta vomitar lo más hondo de tus entrañas, conviértete en lágrima y resbala por mi mejilla. Sé una mirada y clávate en mis ojos, sé una palabra y grábate en mi alma.
Vomito palabras al azar con la esperanza de que terminen siendo coherentes sin más. Que el azar se apodere de mi ser, de mi alma, de mi vida y me diga que el adiós no es un adiós verdadero, que el adiós es una ilusión creada por un vaso de alcohol quemándose sobre una mesa con un mantel bordado.
Un hola, un adiós, un corazón que sangra y llora. Mi alma, mi corazón, mi cuerpo, mi dolor, se mezcla en un solo ser, yo.
Extraños que se besan en un rincón, extraños que se marean con caricias a escondidas de los ojos de la malvada noche, extraños que nos miran al pasar y sonríen. Revive recuerdos olvidados que no te dejan seguir caminando porque intentan arrancarte el alma del pecho. Reza a tu dios pagano y olvida lo importante. Reza a un dios inexistente y luego corre despavorida ante la aparición del maligno.
Las cuerdas de una guitarra suenan de fondo, pero sigues corriendo. Una voz te canta al oído, una voz que conoces, una voz que te sirve de consuelo. Pero vuelves a tropezar.
Caes
Caes
Caes
Caes
Caes
Caes....
Y entonces, te despiertas.
PD: Me doy cuenta de que, cuando duermo poco, escribo mejor o escribo como me gustaría poder hacerlo de normal.
martes, 21 de junio de 2011
Soledad irreal
miércoles, 15 de junio de 2011
Para una amiga.
miércoles, 8 de junio de 2011
Caricias en tu espalda
miércoles, 1 de junio de 2011
Cuentos de una Moleskine
