lunes, 31 de diciembre de 2012

2012

He sobrevivido al "Efecto 2000", la gripe aviar, la ensaladilla de los bares, las temperaturas máximas en pleno Agosto en Alicante. He sobrevivido a mucha gente, he superado muchos tropiezos y he aprendido de todos los errores que he cometido.

He querido y he odiado. He llorado y sobre todo, he reído. He echado de menos y me he arrepentido. He acertado y he fallado. He crecido.

Y he crecido gracias a todas y cada una de las personas que me han rodeado, fueran buenas o malas. Fueran buenos o malos sus actos. Me he destrozado el alma llorando y me he partido el corazón de risa; he conocido lo mejor de este planeta, y he olvidado a lo peor de él. He podido compartir mi vida contigo, he reído y llorado a tu lado, he sonreído, he estado seria, me he emborrachado y a lo mejor, hasta te he besado; aunque quizás, seguro que ni siquiera te he podido abrazar...aún. También puede ser que no pueda abrazarte tan a menudo como me gustaría, o que, a pesar de que podamos, no lo hagamos siempre, pero eso jamás querrá decir que te quiera menos. Nos separan decenas, cientos o miles de kilómetros, nos separan comunidades o países enteros, nos separa un mundo, pero eso no me impide quererte, no me impide haberte conocido, no me impide haberte sonreído, no me impide haberte querido, no me impide haber compartido contigo momentos inolvidables.
Todos vosotros, todos los que camináis conmigo cerca o lejos, todos los que me habéis visto crecer y ser yo, todos los que me habéis levantado cuando he tropezado, todos los que, con vuestras palabras de aliento me habéis ayudado a encontrar la sonrisa que creía perdida. Gracias.
Todos los que habéis apoyado mis decisiones, todos los que no, todos los que me habéis mentido y los que habéis sido sinceros, todos los que no habéis dicho nada. Gracias.
Todos los que habéis peleado y me habéis defendido a muerte, todos los que aún lo seguís haciendo, todos los que me habéis abrazado, todos los que me habéis besado físicamente o no, todos los que me habéis querido y odiado. Gracias.
Para mis padres, que cada día me enseñan a ser más fuerte, porque ellos lo son. Porque ellos son mi modelo y ejemplo a seguir, porque son las dos únicas personas que jamás me fallarán, que siempre me apoyarán pase lo que pase, que siempre me guiarán cuando esté perdida, que siempre tendrán palabras de aliento cuando intente rendirme, que me querrán, en una vida o en otra.
Para mi hermano, que hace que mi vida sea un poquito más especial y divertida. Porque me quiere por todo lo que tengo y por todo lo que no, porque me quiere a gritos y en silencio, porque simplemente es mi hermano. Para siempre.

Porque aunque la vida da muchas veces latigazos y tropiezos, también da estrellas que lucen en el cielo y que te iluminan el camino sin darte cuenta. Que te cuidan aunque no lo sepas, esa estrella que se encendió hace tres años y que siempre que miro, ahí está brillando cuidándome como cuando estaba en la Tierra. Un alma convertida en estrella, en luz eterna, en Lux Aeterna.

Y así, en un último suspiro, en el último segundo del año, pensaré en todos y cada de vosotros, que me hacéis vivir cada día de mi vida con ilusión y felicidad. Todos vosotros que me hacéis ver la vida de una manera distinta y que me dejáis ser como soy, que me queréis por como soy.
Así que por vosotros, mi copa de champagne siempre estará llena, hasta el borde, y jamás se derramará ni una sola gota, pues vosotros, gente de mi vida, jamás dejáis que derrame una sola lágrima.

Feliz 2013. Y gracias por el 2012.

martes, 25 de diciembre de 2012

Navidad

Hoy he mirado a los ojos a la tristeza y me he reencontrado con ella.

Los ojos llorosos, las ganas de echar a llorar, de esconderte entre las sábanas y dejar pasar el día, la noche y los meses. Huir del frío de la soledad y resguardarte en el calor ficticio que da un Sol apagado en un cielo lleno de nubes.
Así te vi a ti esta noche, hundida y sin poder moverte, sin palabras de aliento que puedan sacarte una sonrisa; esperando algo inesperado salga a la luz y te haga sentirte bien por una vez.

Mis palabras, inexistentes, silenciadas por la impotencia del momento, no han podido sino, dejar de ayudar. Por más que deseo una sonrisa tuya, más te aleja la soledad y menos vida te deja. Pero sólo tengo una cosa que decir; que saldrás. Sea como sea, pero saldrás, y volverá de nuevo a ti esa sonrisa que tanto ilumina las noches más oscuras.
No espero sino, que sepas, que no estás sola, que tienes a tu lado a alguien que te ayudará a salir de esa oscuridad que a veces te conquista, que secará tus lágrimas siempre que quieras que las vea, que ahuyentará tus miedos cuando no puedas más. Porque te quiero. Porque te lo mereces. Porque, aunque no te lo diga, mi vida no es la misma si tú no me sonríes cuando te veo.
Y la amistad no se basa en las veces en las que pueda verte, sino en las veces en las que te vea sonreír.
Porque lo único que quiero pedir como regalo de navidad, es una de tus sonrisas. De esas que quitan el aliento y animan el alma.

Sonríe.

domingo, 2 de diciembre de 2012

He soñado.

He soñado que besaba tus labios en un sueño. He soñado que tu olor embriagaba mi cabeza, abrazaba mi piel y que tu piel, se fundía con la mía entre las sabanas.
Tus dedos se entrelazaban con los míos, escondidos del mundo, mientras nadie miraba. La oscuridad hacía de tus besos el lugar perfecto en donde esconderme, mis susurros erizaban tu piel, estremecían tu cuerpo y alimentaban la pasión.
El sueño me hizo estar entre tus brazos una noche. Me hizo perderme en tus caricias sin pensar en el momento en el que te tuvieras que marchar; sin pensar en lo que pasaría después. Sólo existía la habitación, la cama y dos cuerpos dispuestos a encontrarse bajo un manto de estrellas que aterciopelaban la piel con su luz. Mas tuve que despertar y no fue agradable, pues al abrir los ojos no estabas entre mis brazos. Mis labios te echaban de menos, mis oídos aún escuchaban tus gemidos, mis manos aún sentían las tuyas y mis ojos aún se reflejaban en los tuyos. Pero tú no estabas, ni siquiera tu olor estaba. Volví a cerrar los ojos, para soñarte una vez más, para evadirme del mundo en el que tengo que vivir sin ti, para olvidarme de que me despierto cada mañana sin ti.
Aunque cada noche que alejo mi mente, te imagino frente a mi, acariciando tu espalda, retorciendo tu alma en placer y delirios. En sueños de deseos que pedimos a las estrellas cuando nuestros labios aún no se habían cruzado.

Pero me di cuenta de que los sueños, sueños son y que al pensarte, mientras duermo, mi corazón te echa un poco menos de menos y mis labios te desean, un poquito más.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Hoy me apetecía

Hoy me apetecía escribir con una sonrisa en el corazón.
Me apetecía mezclar las palabras y que surgiese un mensaje de fuerza, de unión, de apoyo, de amor. Decirte a ti, que aunque el camino sea duro y difícil, es porque, quizás, al final, merecerá la pena. Susurrarte al oído que todo saldrá bien, que recuperarás su sonrisa y que jamás volverás a olvidar sus besos, pues, siempre dormirán a tu lado y te despertarán cada mañana.
Escribirte con todas las letras en el muro más grande en frente de tu casa que NO TENGAS MIEDO, que la vida a veces es dura, pero siempre se vence cuando no se tiene miedo y se camina con paso firme. No tuerzas tu sonrisa, no olvides tus fuerzas, porque ésas, ésas son las que te harán seguir adelante sean cuales sean los obstáculos. Podría unir todas las piedras de la playa para escribir SONRÍE y que cada persona que pase, que lo vea desde el cielo o que camine por entre sus letras lo lea y lo haga, sonría, y haga del mundo un lugar un poco mejor.
Volvería el tiempo atrás y empezaría de nuevo, te buscaría por entre las palabras y te encontraría entre aquella montaña que parece que no se puede escalar y las nubes que cubren el camino, pero allí estarías, esperándome con tu gran sonrisa y tus grandes ojos. Siempre.

Quiero que estas palabras te infundan la decisión que necesites para dar ese paso que no te atreves, para decir esas cosas que te dan miedo, para dar ese abrazo que te asusta, para mirar a esa chica que te gusta, para dar ese beso que jamás pensaste que darías. Quiero que leas esto, que se ericen tus pelos y que te haga querer comerte el mundo pues, el mundo es sólo tuyo y de nadie más y si quieres que ocurran cosas buenas en tu vida, sal a la calle y búscalas, sal al universo y deja que las estrellas te bañen con su luz, sé especial, habla, ríe, abraza, besa, pero siempre que lo hagas, hazlo con el corazón porque entonces, y sólo entonces, sabrás que tu vida es única y que tú, persona desconocida, eres única. Jamás olvides esa palabra, porque sí, es la única que podemos llamar nuestra.

Recuerda: sonríe por un mundo mejor.

martes, 2 de octubre de 2012

Nada

A pesar de que las palabras fluyan como mis lágrimas por mi cara en estos momentos, siento que, no estoy diciendo nada importante. Porque eso importante ya lo dicen mis ojos, mi sonrisa, mis deseos.
Sin poder evitarlo he caído en esa espiral que tanto añoraba, que tanto anhelaba y que ahora me destroza cada día un poquito más.

Un día más, una duda más, un sentimiento más, un trocito de vida menos. Sé que, si alcanzara el momento exacto en el que una estrella empieza a salir mientras aún está el sol presente, si lograra capturar ese momento, en ese instante, en ese segundo, lo metería en un bote de cristal y te lo entregaría.

No sé qué escribo, ni siquiera sé que estoy sintiendo, qué más da, ya te lo dije, mi corazón está atrofiado y en las carreras siempre llega el último. Creo que no volverá a encontrar uno que lata a su mismo ritmo, y ni toda la cafeína del mundo podrá hacer que bombee tan rápido como los demás, porque, al final siempre me quedará lo mismo, mis palabras y yo misma.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Esa sonrisa.

Esa sonrisa. Esa sonrisa que mueve el mundo sin que ella se de cuenta.
Esa sonrisa. Un atisbo de su interior que surge al exterior sin necesidad de un gran camino.
Esa sonrisa. Que enamora y que enloquece, que ilumina y oscurece, pues, cuando la besas, cierras los ojos para sentirla cerca y olvidar el tiempo.
Esa sonrisa. Capaz de acariciarte el corazón sin abrir el pecho.
Esa sonrisa. Sincera y única, luminosa, cariñosa, inolvidable.
Esa sonrisa. Insistente en que la mires. Deseosa de ser el centro de atención. Esa sonrisa.

Pura luz en la oscuridad que clarea mis sueños más turbios, mis deseos más profundos. Una sonrisa que da luz a las estrellas más lejanas del universo y que permite que la noche no sea tan macabra.
Dientes de perla que guían el camino de los barcos perdidos, una ristra de luces que hacen que valga la pena mirar por la ventana a ninguna parte. Una sonrisa dulce, que amargaría al postre más caro de la pastelería más selecta. Esa sonrisa que me ilumina el alma cuando la veo y oscurece mis ojos cuando se esconde.
Una sonrisa. Una estrella. Una vida entera.

martes, 14 de agosto de 2012

Estrellas fugaces

La noche cubrió el cielo de la Tierra. Oscureció sus calles y sus mares. La Luna cantó una nana al Sol y durmió al mundo.

Mi mundo se dormía y yo seguía allí plantada. Sobre el acantilado más alto, mirando al cielo buscando una de ellas. Una de esas fugaces obras de arte que, de vez en cuando, cruzan el cielo perdiéndose en el olvido. Siendo recordadas por aquellos que tienen la suerte de verlas. La Luna brillaba tenuemente para no apagar el espectáculo de sus pequeñas y se escondía tras una nube. La oscuridad se iba haciendo cada vez más latente.

Mis pies parecían flotar. Mi corazón temblaba de emoción, esperando ver una pequeña estrella cruzando el cielo. Mis pensamientos daban vueltas en mi cabeza y apenas podía recomponer mi cuerpo en algo que no fuese monstruoso y confuso. Tenía ante mí lo más bello de la naturaleza. El mar, el cielo, la Luna y las estrellas, todo unido de una forma magistralmente casual y era todo para mí.
Mis ojos miraban al cielo, todas aquellas luces tintineantes colgaban del cielo y cuanto más las miraban más se movían o incluso llegaban a desaparecer. Y cuando menos lo esperaba, un fogonazo cruzaba la oscuridad. Allí estaban. Estrellas fugaces. Mis estrellas fugaces. Y algo me recorrió la espalda. Y de repente, otra y otra y otra. Y se sucedían una tras otra cruzando el cielo, como lágrimas de la luna que caían sobre el mar oscuro. La emoción me embargaba, ¿estaba yo sola viendo aquel espectáculo? ¿O más gente sabría de su existencia?

No sé si fue un sueño, si fue real, si fue inventado, pero sí sé, que la vida allí en aquella roca se paró durante varios minutos, mientras yo admiraba el cielo. El mundo dejó de girar, mi corazón dejó de latir, mis sentimientos dejaron de desearte y por fin, encontré la paz que tanto añoraba. Yo, yo misma y las estrellas en el firmamento cayendo a la Tierra en un último intento de hacerse reales y vivir para siempre, entre tus sábanas, en donde yo quiero pasar el reto de mi vida.

domingo, 15 de julio de 2012

Prometo

Me gustaría que esta fuese la última vez que te diga te quiero. Me gustaría que esta vez fuese la última vez que te tengo en mi cabeza.
Pero no es la primera, ni será la última.

Intentaré intentar olvidarme de ti, de lo que quiero contigo, de lo que no tengo contigo. Intentaré olvidarme de todo lo que tú conllevas en mi interior. Intentaré perderme menos en ti, olvidarme de mi y del dolor.

Prometo que esta será la última vez que te diga te quiero con el corazón. Prometo que serán mis últimas palabras aquí, dedicadas a ti. Prometo que los suspiros ya no serán por ti. Prometo dejar de escribirte a escondidas. Prometo dejar de quererte.

jueves, 12 de julio de 2012

Una historia de mentira

Existe un lugar en donde el corazón late al tiempo, camina seguro, ama de verdad y se sincera con el mundo.
Las lágrimas son escasas, raras. El dolor no encuentra lugar y la oscuridad sólo se cierne por las noches, en donde aún así brillan miles de estrellas en el cielo.

Las calles de este lugar se iluminan con las luciérnagas que vuelan por el aire. El silencio sólo es roto por cuatro grillos intentando enamorarse. Al fondo se escucha un río y no existe nada más.
O eso creen todos.

Existe una cueva oscura en la parte más oscura del bosque. Donde empieza el reino de Los Corazones Rotos. Los espinos cubren un camino de baldosas quebradas. El río de lágrimas corre colina abajo y los arbustos de las penalidades crecen a ambos lados del resquebrajado camino.
La cueva se encuentra tras dos sauces llorones que la esconden con sus ramas, no está a la vista, pero tampoco está escondida. Siempre que una de tus sonrisas no son para mí, huyo de aquel mundo postizo de sonrisa y me escondo aquí. Si alguna vez entras, mira hacia las paredes, muchas de esas palabras escritas en blanco sobre el negro de la piedra, son para ti. Muchas de esas frases de deseo, amor y pasión son para ti.
Me escondo de mi propio corazón. Me escondo de mi propia vida, porque no quiero vivirla si no es contigo. Porque desperdicié tu corazón una vez y el castigo e cierne sobre mí a cada sonrisa. A cada beso. A cada paso.
Sé que alguna vez llegará el momento en que pueda dejar de visitar esta cueva oscura...pero en el momento en el que deje de hacerlo, espero que sea porque mis labios probaron lo tuyos una vez más y por fin el destino que yo desvié se junte de nuevo en un camino seguro.

Y así, desde una carta que nunca será leída por tus ojos, me despido de ti, para siempre. Porque el muro que cubre mi corazón se quedará ahí para siempre, pues mi vida a tu lado nunca será como él espera.
Seguiré mintiéndole, diciéndole que encontraremos otra persona, en algún sitio, en algún lugar del mundo. Llegará un día, en que él y yo nos pongamos de acuerdo y amemos a la vez. Esto lo prometo yo.

martes, 19 de junio de 2012

Sin poder

Has escuchado las mismas palabras una y otra vez y no eres capaz de sobrevivir, aunque estés acostumbrada a escucharlas.
Te sigues rompiendo como una muñeca de porcelana, las lágrimas siguen oxidando tus mejillas y lo golpes astillan tu corazón. No eres capaz de seguir adelante. No sin poder.

Cuántas promesas te habrán roto. Cuántas ilusiones habrán muerto en tu lago de tristeza y cuántos besos se habrán perdido en el pensamiento de cada día.
Sé que te acuestas intentando imaginar cómo sería tu vida si cambiase sólo un ápice, si en vez de dar un paso hubieses dado otro. Sé que a veces lloras y que a veces te gustaría castigarte a ti misma y maldecirte una y otra vez hasta quedarte dormida. Sé que piensas que no llegará tu ansiado deseo, que jamás se hará realidad. Sé que tu poder es más bien poco y tu fuerza, casi inexistente.

Intenta auto-convencerte de que estás mejor sola, de que no necesitas a nadie y sonríes. Pero sabes que todo es mentira, que todo es una máscara más, una de tantas, que te cubre frente al resto. Una falsa sensación de felicidad que te evita problemas pero que te destruye cada día que pasa.
Tu vida se centra en lo que tu corazón siente y tu pensamiento ni siquiera puede quitarse de la cabeza a esa persona que debes dejar que vuele sola de una vez por todas.
Es como apretar zarzas entre tus manos, sientes cómo los pinchos se clavan en tu carne y te hacen sangrar, te hacen sentir el dolor, el sangrar de tu mano y te recuerda que la vida está ahí, que duele, que duele mucho y no puedes recuperarte.

Ni las palabras más dulces del corazón más puro podrían ahora mismo secar tus lágrimas internas.
Ni si quiera los mimos más tiernos podrían sacarte una sonrisa. ¿Qué más da, no?
Tu vida mañana será igual, quizás hoy te hayas quitado un pequeño peso de encima escribiendo aquí, pero mañana tu sonrisa seguirá torcida, el corazón te seguirá doliendo y tus pasos serán fatigosos, al igual que tu respiración.
Quieres rendirte, parar a descansar pero el viento te obliga a seguir caminando, te empuja hacia delante y lloras porque no quieres continuar. Quieres quedarte parada y pensar, pero te lo impiden. Te auto-destruyes, drogas y alcohol. Te imaginas olvidando tus más horribles sentimientos. Te imaginas sonriendo de nuevo como aquella vez, sin miedo, con amor. Pero lo imaginas tan lejano...que dudas de que exista.

Pero aquí sigues, tecleando palabras al azar que se supone que te describen. Que tú no puedes aguantar más las lágrimas, que te quieres hundir en la basura y morir ahogada entre ella, que no te mereces más, pero siempre hay una luz, una estrella, algo que ilumina y que te descubre el final, o mejor dicho, el siguiente tramo del camino.

viernes, 15 de junio de 2012

Diamante

Mi vida se ha sumido en un pantano de incertidumbre y timidez. El miedo y el arrepentimiento goteaban del musgo de un árbol muerto. Mi sonrisa se torcía siempre al volver a casa y siempre era por la misma razón.
Porque mis ojos hacía tiempo que ya no te miraban igual.
Porque mi corazón había dejado de latir de la misma manera y porque mi cuerpo no respondía igual al paso del tiempo.

Sólo si una estrella hubiese caído en ese momento y me hubiese despertado de mi ensoñación, sé que todo esto habría sido distinto. Sé que todo habría cambiado y sería feliz sobre tu cuerpo. No como ahora, que soy infeliz sin tenerlo.
Es cuando abro los ojos que el sol me ciega y la luna me ahuyenta. Es cuando abro los portones de la muralla de mi corazón cuando el miedo se apodera de mi cuerpo, los nervios me irritan la voz y no puedo pronunciar una simple palabra sin pensarla antes veinte millones de veces. Es entonces cuando mi alma sabe que está perdida en aquello que no sabe cómo identificar. Amor, obsesión o capricho.
Y que mi corazón lata de tal manera que se quiera salir del pecho no ayuda para nada.

Pero me acuesto cada noche soñando cómo habría sido todo. Pienso hasta quedarme dormida, sueño despierta o siento en vida. Ya no sé cómo llamarlo.
Mi vida es una encrucijada de zarzas que me araña mis vestiduras y llena de sangre mi piel, que me recuerda que estoy viva, que me pudro con cada latido y que te pierdo a cada suspiro.

Si pudiese dar la vuelta a la tierra, volver al momento, habría escogido el cielo en vez de vagar yo sola por el infierno. Lágrimas secas recorren mis mejillas y mis dedos se mueven como si recorriesen tu piel, pero no estás, no te veo, no te tengo ¿y qué más da? Ya todo da igual, sólo mis palabras son las que se unen al universo para quedar expuestas ante los ojos ciegos de los lectores invisibles.
Pero créeme. Créeme cuando te digo que si pudiese cambiar la historia yo no estaría escribiendo esto, no te estaría escribiendo estas palabras en secreto. Te las estaría diciendo al oído, que son como mejor se escuchan, las escribiría en tu piel con mi dedos con tinta invisible. Las dejaría sobre tu almohada con besos en tu mejilla. Te las relataría en noches de amor y pasión que jamás imaginarías...
Sólo un paso atrás, sólo un paso atrás es lo que acabo de dar y se ha derrumbado todo a mis pies.

Pero no me paro. No me pienso parar, voy a seguir caminando con mis pies descalzos. Tropezaré, caeré, sangraré, pero pienso luchar porque seas feliz, sonrías conmigo o con cualquiera que pueda hacerlo. Y viviré siempre este sentimiento entre los rosales de mi soledad. Viviré lo que llevo dentro y lo esconderé en un diamante en la montaña más alta en donde nunca jamás se pueda romper, pues más valioso que esto no hay nada y tú, mi vida, eres parte de ello.

Quizás me esté sobrepasando y esto sólo sea un bache, pero es lo que ahora mismo recorre mis venas y mi corazón, es lo que siento antes de acostarme en la cama y dejarme en manos de Morfeo el sanador, el hacedor de sueño. Por ello dejo esto a merced de la luna dormida, que, cuando despierte, sabrá apreciar el trozo de corazón que dejé para que llegara hasta ti, pequeña princesa.

Y así, con una medio sonrisa en los labios me marcho a descansar, a soñar, a pensar, una vez más, qué hubiera sido de mí.

martes, 15 de mayo de 2012

Inspiración

Buscando la inspiración entre los silencios de una música desconocida. No quiero hablar, sólo escribir. No quiero describir mi interior, sólo decir lo que sale de mi corazón.
Una explosión de color estalla en el oscuro universo, que se mueve rápido a través de la nada. Sujeto a ninguna parte crea las estrellas, sus hijas más pequeñas.

Me dejo llevar por los ruidos inconexos de una canción extraña y aparezco entre la hierba de un campo cercano, los besos se apoderan de nosotras, el calor, la pasión, nos llevan de aquel campo a tu cama, donde te hago el amor apasionadamente y dejo por los suelos la belleza de la luna al ver tu cuerpo desnudo. Tu respiración se tranquiliza y yo me quedo dormida a tu lado, esperando un nuevo amanecer contigo.

Si me elevo en el cielo caigo al suelo. Si intento poner un pie sobre la tierra caigo al vacío. Las palabras me transportan a tu casa, a la mía; a tu corazón, al mío. No dejo escapar nada, pero lo digo todo. No dejo que huya nada de mis adentros, pero lo pierdo todo. Me quedo vacía por dentro y olvido lo que hay fuera. Esa ternura, ese cariño, ese amor. Todo lo olvido en mi búsqueda, voy ligera, no quiero peso. Suena egoísta, suena horrible, pero es así. Mi vida depende de mí, de mi alma y mi corazón, mis sentimientos, arrepentimientos y mi pasado, son un lastre. Mi pasado es lo que ha hecho que sea como soy hoy en día, pero recordarlo a cada paso no me provoca más que lágrimas de espinas. Me atraviesa el corazón como si de un témpano de hielo se tratase, y se derrite para mezclarse con la sangre de mi cuerpo.

Voy saltando entre las teclas de ese piano para olvidarme de tu nombre. Voy silbando aquella melodía que me guardó una vez para poder relajarme. Voy viajando entre los mares de mis sentimientos para encontrarme.
La inspiración me olvida en estos momentos y hace que me vaya de casa para perderme entre el frío y las calles oscuras, para encontrarla.
Y aunque yo lo haga, porque la amo por encima de todo, sé que mi inspiración se encuentra en el corazón que conquiste, en el alma que se desviva por mis besos, en el cuerpo que yo haga mío aquella noche de luna llena, un día trece, de un mes trece, de un año trece. ¿Imposible, no crees?
No, en esta vida lo imposible no existe, porque los imposibles son para los cobardes. Si fuese imposible que mi corazón volviese a latir al ritmo de los demás, no buscaría una cura para su atrofia. Si fuese imposible, no buscaría una donante que me regalase uno de sus ventrículos para poder latir sangre a la par. Si fuese imposible, no te buscaría entre miles de millones de gente.

Si fuese imposible que mi sonrisa se volviese importante para aquella desconocida no seguiría sonriendo. Si fuese imposible que pueda volver a la luna el astro más vergonzoso de todos, no buscaría tu mirada entre tantos ojos. Si tú fueses imposible, yo ya estaría muerta y enterrada bajo el árbol más grande del bosque. Si tú fueses imposible, yo ya estaría muerta y sería la estrella más brillante del universo.

Sé que el día que este piano deje de sonar dentro de mi cabeza, tú estarás ahí para llenarla con tu voz y tus palabras. El día que el silencio reine mi alma, tú estarás ahí para calmarme y cogerme de la mano para salir del bucle. El día que la luz se encienda de nuevo, estarás ahí para taparme los ojos, para que no se quemen con el resplandor de la luz, ya que se acostumbraron a la tenue luz de las estrellas del cielo.

El día que te encuentre, lo sabré, porque, el día que te encuentre, las golondrinas volverán en invierno en vez de en verano. El día que te encuentre el sol saldrá de noche y podremos hacernos el amor cuando nadie lo espera. El día que te encuentre, las voces callarán, el tiempo se parará y la vida será posible bajo el mar. Porque, mi amor, el día que te encuentre, huiré contigo a donde nadie pueda vernos para recuperar el tiempo perdido y, una vez más, entregarte mi cuerpo y mi alma para el resto de la eternidad en el cilo nocturno.

Barco

Viajaba un barco por su plano mar. Viajaba su barco por el río de su alma. Viajaba en su barco, que era su corazón.
Ella, surcaba los siete mares de sus sentimientos buscando aquel que la haría libre, aquel que la haría desprenderse de toda su banalidad y le dejaría por fin, abrir sus alas y volar.

Quizás su barco no existía, quizás su alma era un mar turbulento o quizás su risa se había apagado para nunca más volver a iluminar.
Lo único que se sabe es que el sol la guiaba y no encontró la orilla.

Simplemente

Simplemente me apetecía decir cuatro palabras.
Escribir sin más, sin un principio o sin un final aparente. Dejarme llevar por las palabras y dejar la mente viajar. Porque, al fin y al cabo, sólo somos eso, palabras. Palabras que se pierden en la noche, palabras que se escapan con el viento, palabras que se derriten cuando una gota de lluvia moja el papel en el que están escritas. Palabras que, a simple vista no dicen nada, pero que, entre líneas, dicen una vida entera.

El blanco es uno de mis colores favoritos, porque es donde puedo escribir con el color que me de la gana. Puedo decir sobre el blanco de una hoja, que te quiero, que te odio, que ojalá estuvieses conmigo, que no quiero verte nunca jamás, que mi vida no es igual desde que llegaste o que me has destrozado la vida desde que te has ido.
Una vez le dije a alguien que no se escribe con la cabeza, que se escribe con el corazón; y realmente, con lo que se escribe es con tu vida. Con esa que sucede cada día a día. Con esa que te enamora, que te deprime o que, no te deja vivir. La vida es un sin vivir de prisa, de locura, de tristeza quizá y seguramente lo que deberíamos hacer es sonreír más y llorar menos. Quizás deberíamos hacer lo que nos hace felices y no lo que nos corrompe y nos deprime. Si quieres ser, yo qué sé, encantador de serpientes, si es tu sueño, cúmplelo, pero cada día que pases siendo encantador de serpientes, hazlo con una sonrisa.

No sé si esto llegará a alguien, si realmente me ayuda el escribirlo u os ayuda a vosotros al leerlo o si quiera si lo leeréis o comprenderéis lo que quiero decir. Pero, si lo hace, si os llega, si lo leéis, si lo comprendéis, sonreid. Ya no por mí, sino por los demás. Si trabajas atendiendo a los demás, sonríe, les darás ganas de volver. Si estudias, sonríe, créeme, tus compañeros te devolverán la sonrisa.
Si estás sola, sonríe, aunque pienses que nadie te ve, aunque creas que nadie se fija, hazlo, de verdad. Hazlo porque aunque tú pienses que pasas desapercibida, hay una persona para la que jamás pasarás sin más. Esa persona eres tú y tú te mereces más que nadie tus sonrisas y tus alegrías.

No vivas por nadie, no seas feliz por nadie, sé feliz tú y que le jodan a los demás.

Simplemente me apetecía decir todo esto. Simplemente, necesitaba sacarlo. Simplemente, espero hacerle caso.

domingo, 13 de mayo de 2012

Gata

La oscuridad se cernía sobre el cielo de la tierra y la diosa Luna dormitaba en su escondite.
El cielo negro se comía la luz del Sol como si no hubiese comido jamás. Los colores anaranjados y rosas se apagaban cuanto más caminaba la oscuridad.

Una pequeña gata de ojos pardos caminaba sobre la nieve de invierno y buscaba un sitio donde no morir congelada antes de que la última luz muriese en el horizonte. Sus patitas se mojaban con la nieve, ya no sentía sus almohadillas y no sabía si seguía teniendo cola. Asustada, aceleraba su paso para encontrar un cobijo en alguna cueva o árbol. Cuanto más rápido intentaba caminar, más se apoderaba la oscuridad del cielo.
La gata cayó rendida sobre la fría nieve y pensó en lo peor. El final de su vida, su muerte, jamás volver a ver un amanecer, jamás volver a jugar entre los rayos del Sol y jamás sentir la brisa en sus bigotes.

Abrió uno de sus ojos pardos, y una luz iluminaba en el cielo. Era tenue, pero brillaba. Era pequeña, pero iluminaba casi como el sol. Los rayos de aquella pequeña estrella le marcaban el camino hacia una cueva. la gata se puso en pie y caminó hacia allí. Se quedo en la entrada y miró al cielo, esbozó una sonrisa, y maulló.
Aquella estrella brilló desde ese día, hasta hoy. Era pequeña, más pequeña que sus hermanas, pero había sido creada con un único propósito. Iluminar.

martes, 8 de mayo de 2012

Country

Su sonrisa torcida se apagaba más mientras tocaba su guitarra acústica.
Su pelo rubio y ondulado se movía al ritmo de su brazo derecho, que creaba ritmos tocando las cuerdas. Sus labios se movían para que los sonidos de su dulce voz saliesen al mundo y deleitasen al resto de personas.

Pero estaba ella sola, sentada en su cama, esperando el tiempo. Miraba al infinito de su suelo de madera y tocaba y cantaba. Sus tatuajes estaban al descubierto, sus vaqueros rotos, su camiseta dos tallas más grandes y su voz.
No sabía a qué cantaba, las palabras no estaban en su cabeza, estaban en su alma. Quizás a un mundo que gira, quizás a un corazón roto, quizás a un amor perdido, o a una persona que no existe.
Sus dedos se movían por el mástil, pulsando las cuerdas, que, al hacerlo, producían sonidos nuevos y distintos, pero siempre con la misma entonación en su guitarra y en su voz.
Bendita la voz que le dieron al nacer, que estaba enamorando al silencio y a la noche. Bendito el momento en el que su voz salió al mundo y sus palabras se convirtieron en canción. Ella, con sus tatuajes y su tez blanca; ella, con lo dulce de su alma y lo fuerte de su corazón, cantaba una canción desconocida que se perdía en los silencios de su guitarra y en sus lágrimas furtivas que la atacaban cuando callaba.

Pero el acorde final la liberó de todo dolor. Una sonrisa cruzó sus labios y un amor llegó a su corazón con un beso y otra canción.

lunes, 7 de mayo de 2012

Pétalos

Una lluvia de pétalos rosados volaba con el viento. Susurraban entre los árboles palabras de amor.
Un banco se escondía bajo sus frondosas ramas, y una pareja se besaba por primera vez. Una sonreía, la otra simplemente la observaba anonadada por su increíble belleza.

Un rayo de sol furtivo iluminó sus ojos tramposos, que eran marrones hasta que, gracias a un destello, se convertían en verdes y sucumbían a la luz.
El silencio solo lo rompía el viento. Y sus miradas sólo las interrumpían los besos que no dejaban de sucederse uno tras otro, tras otro...

Las dos se convirtieron en aire y en pétalo y viajaron buscando su luz, a través de sus almas.

domingo, 22 de abril de 2012

Fantasma

Ahora sé lo que es caminar con tu propio fantasma. Ahora sé que no es una sombra lo que me sigue, no es un vacío o un ente extraño. Soy yo misma, siguiendo a mi forma física.
Mi alma me persigue día tras día y yo intento escapar. Es una persecución estúpida. Pero me persigo.

Camino entre los bosques perdidos de ninguna parte e intento perderme entre las notas de una canción desconocida. No hay voz, no hay silencio, no hay nada. Sólo un resquicio de lo que un día fue una civilización, o una persona, queda entre las ruinas de este bosque. La luna, las estrellas, iluminan el musgo de una roca olvidada. Tú, yo, nosotras, ¿qué más da? Si ni siquiera yo puedo alcanzarme a mí misma, qué me importa que seas tú o que sea esa con la que me he cruzado al salir del bar.
Yo he perdido el norte, el sur, el este y el oeste y soy incapaz de encontrar el centro de mí misma para poder seguir caminando. Si me quiero perder sólo he de cerrar los ojos; si me quiero olvidar, sólo he de dormir; pero si me quiero conocer, tengo que escuchar las palabras que no llegan, las palabras que mi alma grita y yo no escucho.
Si quiero volver a vivir completa, he de seguir este camino que me lleva a lo que todos ansiamos. No quiero que mi corazón se marchite, no quiero que mi alma se esconda más, no quiero perseguirme a mí misma. No quiero ser la pesadilla que me atormenta cada noche. No quiero ser la sombra de lo que un día fui. Quiero ser la luz y la espada, quiero luchar y encontrar mi alma. Quiero que el resto del mundo escuche lo que tengo que decir y después, al final, como cualquier otra alma, convertirme en estrella y vivir mi eternidad iluminando el camino de aquellos que no ven.

viernes, 13 de abril de 2012

Miedo

La atmósfera de nuestro alrededor nos embriagaba de luz y oscuridad.
Nuestros cuerpos se juntaron, se acercaron y se respiraron. Tu alma dentro de mí y la mía, dentro de ti. Un piano sonaba sombrío fuera de nuestra luz y mis manos buscaban tu cara en el tenue contraste.

El sonido giraba a nuestro alrededor, dejando nuestro silencio a merced de las notas de aquel desvencijado piano.
Yo tenía miedo de poner un pie fuera de la luz por si me perdía sin ti. Por si me perdía tus besos, tus caricias o tu cuerpo. Intento imaginarte a mi lado bajo aquel foco que nos evadía del resto del mundo. Intento imaginarnos escondiendo nuestros cuerpos bajo las sábanas, comiéndonos a besos, besándonos sin miedo. Eso, miedo.
Miedo a dar un paso y tropezar, miedo a subir un escalón y caer. Miedo a no encontrarte cuando tienda mi mano. Miedo a no poder besarte nunca más. Miedo a haberte besado una vez y no volver a probar tus labios. Miedo, miedo, miedo.

El miedo no puede guiar nuestra vida, porque cuando lo hace, hemos muerto. Por eso, déjame besarte para poder arrancarte ese miedo y no asustarme cuando te mire en la oscuridad de la noche.

jueves, 5 de abril de 2012

Escondida

Se me esconde el corazón cuando te sueño.
Se me esconde el alma cuando siento que no te tengo, y mi cabeza sólo piensa en regalarte una rosa.
Sólo piensa mi cuerpo en abrazarte de nuevo y en volver a besarte a escondidas, ya sabes, lo que no pueden decir tus palabras pueden decirlo tus actos. A veces, si cierro los ojos, te veo a lo lejos y de cerca. Te veo fuera y te veo dentro. Te siento a mi lado y de repente no estás. A veces, cuando cierro los ojos, todo es perfecto y me he decidido y te he besado por segunda o por tercera vez, ya no lo sé.
A veces, cuando intento dormirme, pienso en que estás a mi lado y en que no quieres abrazar a nadie más. Incluso he llegado a imaginar en un futuro mejor, yo, la que dice que importa el presente. Yo, la que se enamora del amor. La del corazón atrofiado que late a destiempo del resto del mundo. Yo, la que te besó sin saber lo que venía detrás, la que empezó todo esto como un juego más y se ha terminado enganchando a ti, a tu perfume, a tus manos, a toda tú. Yo, que me enamoro fugazmente y al tiempo descubro que ese amor está tan vacío como el corazón que llevo en el pecho. Yo, que sin pensarlo dos veces quise contigo el cielo y la tierra y tú me has frenado y doy gracias por ello.

No me importa el pasado, ni siquiera pienso en el futuro porque no quiero saberlo. Pienso en el presente y porque tú estás en él. Pienso en hoy porque tú te paseas por mi cabeza como si se tratase de tu casa. Ahora mismo pienso en ti y lo único que quiero hacer es volver a tu sofá, a las cuatro de la mañana y terminar de ver aquella película que sonaba de fondo mientras trabajábamos y atreverme a decirte que lo que quiero contigo no lo sabes, que apenas te has fijado en que me estoy enganchando cada día más a tu presencia y quiero poder disfrutarla una vez más contigo.

Sueños de estúpida cansada que remite el cielo como si fuera una carta sin sello y que evita no enamorarse de alguien que ha llegado como un vendaval y que ha dejado todo destrozado, a pesar de que seas más ordenada que yo. Has llegado y me has roto los esquemas, has llegado y has arrollado todos mi caminos y todos mis escondites.
Quiero que la eternidad se pase y que haya un hueco para ti y para mí en las estrellas. Quiero que por una vez el destino juegue y juzgue a mi favor y me permita pasear de tu mano y olvidar la envidia que tengo yo del resto del mundo.

Te tengo pero no te tengo. Te busco y te encuentro pero no estás ahí. Eres como un holograma que baila cuando algo pasa a través de él. Quiero que seas una realidad en mi día y quiero que seas una estrella más en mi cielo del destino.

Espero poder encontrarte pronto y que mis deseos, por una vez, se hagan realidad. Que de una vez por todas sea yo feliz, que por una vez en mi vida no sea yo la que tropiece y se haga daño. Sé tú la que me busque en vida, porque, una vez muerta, sólo me buscará el universo.

martes, 3 de abril de 2012

Una cama

No me olvido de la sensación de sentir tu brazo abrazándome.
No me olvido de tu olor mientras dormía, ni siquiera me olvido de tu respiración.

Tenerte a mi lado, abrazarte mientras duermes y verte despertar. Sentir que no existe nada más, que no hacía falta que existiera nada más, pues en esa cama, en esa habitación, yo estaba casi completa.
Me faltaban tus besos, sí, pero cuando los tenga, quiero que sean sólo para mí.

Maldigo al despertador, maldigo a mis responsabilidades, maldigo al creador del tiempo que me separó este amanecer de tu cama y te dejó durmiendo sola. Quiero volver entre las mantas y abrazarte mientras duermes, agarrar tu mano y pasar la noche.

Ahora sólo quiero poder despertarte a besos y decirte lo que mis palabras no alcanzan a representar.

viernes, 23 de marzo de 2012

Sin nombre

La luna se escondió tras las nubes después de tus palabras.
Mis caricias se apagaban con el roce de tus labios las miradas furtivas pintaban el blanca y negro de una fotografía olvidada.

Mis manos se juntaban con las tuyas a escondidas y si mi mundo se hubiese parado en aquel momento ni siquiera lo habría notado. Mi respiración, la tuya, los latidos.
Una pequeña llama se encendía a lo lejos, sobre la montaña de mi corazón y mi alma se reconstruía con los susurros que llevaba el viento hasta el fin del mundo.
Existía una posibilidad de decirte adiós pero siempre fue un hasta luego. Existía una posibilidad entre un millón de que nuestros labios no se juntasen más, pero siempre quedaba una esperanza.

Quería que fueses tú la que reinara en mi cama en las noches más frías. Quería que fueses tú la que me despertara con besos al amanecer. Quería que fueses tú la certeza de mi día a día porque ya eres mi pensamiento continuo. Quiero tu sonrisa en mi memoria, tus besos en mis recuerdos y tus caricias en mi piel.

Ahora lo quiero todo y no quiero nada. Ahora te quiero a ti. Ahora te quiero olvidar pero no puedo. Ahora te quiero besar, pero no lo intento.
Ahora espero ese día en el que por fin dejes atrás tu cabeza y te guíes por eso que sientes y que no sabes cómo llamarlo. No es amor. No es amor. Es esperanza. Es deseo. Es, quizá, un futuro o un intento más.

sábado, 3 de marzo de 2012

La playa

Entrelacé mis dedos con los suyos. Las palabras no salían. Toda ella era arte.
El cielo estaba oscuro, las estrellas habían dejado de brillar al ver su sonrisa relucir en la orilla de la playa.
Las olas mojaban nuestros pies al igual que las caricias llenaban nuestra piel. Su silencio. Mis suspiros. Las olas.

Entonces las nubes se marcharon. Los planetas se alinearon y nuestro labios, secos de amor, deseosos de pasión, se juntaron para darnos el momento más dulce de la noche. Ni el amanecer más precioso podría cambiar aquello. Sus labios con los míos buscándose en la oscuridad de la playa.
Brillando su sonrisa entre mis caricias.
Y por primera vez, sentí que mi alma estaba completa a su lado.

Tu perfume.

Tu perfume se mezclaba entre las hebras de mi ropa. Tu recuerdo latía en mi memoria cada vez que respiraba.

Tus sonrisas me mataban a cada instante y cada una de tus miradas me revivía. Tenerte tan cerca y no poder tocarte, tenerte tan cerca y sobre todo, no poder besarte. Un cruel castigo por un delito que aún no he cometido. Quererte demasiado. Esa palabra aún no existe en mi vocabulario contigo, pero sí que escribo sobre ilusión, esperanza y pasión, sobre todo pasión.
Pasión por tu voz, por tus palabras, por tus sonrisas. Pasión por todo tu cuerpo, perfecto a la luz del día y de la noche. Pasión por tu piel. Por tus labios, esos labios que deseo tanto besar por las noches o por las tardes, qué más da, sólo quiero besarlos y demostrarte con un beso lo que con mi mirada y con mis palabras no llego a explicar.

Si tú supieras, si tú supieras que todas estas palabras, que las palabras de los últimos meses son solo para ti...si supieras que mis miradas son solo tuyas y que mis deseos de tenerte son enormes ¿qué harías tú?

martes, 21 de febrero de 2012

Estrella fugaz

Y la estrella fugaz se apagó esta noche.
Se terminó la esperanza, no el deseo.
Quizás me he rendido, quizás no, quizás simplemente me he hartado de esperar.

No sé si tú eres la estrella que me iluminaba, no sé si estoy más cerca de ella o más lejos, no sé qué debo hacer si seguir esperándote o simplemente marcharme.

Quizás cuando despierte mañana no tengas tantas dudas. Quizás mañana las dudas no existan o es que quizás nunca ha existido nada.

viernes, 17 de febrero de 2012

Palabras

Las palabras sordas retumbaban en las paredes vacías de una casa abandonada mientras los grillos susurraban a las estrellas los deseos de su pequeño en ínfimo corazón.

El infierno se heló en el frío de la noche y los sueños se durmieron en una cama de dientes de león al abrigo del viento del norte. Los pétalos de la flor del cerezo viajaban rosados a escondidas de la luna y su belleza se paseaba por el mundo acariciando los besos escondidos de los amores fugaces de una noche de invierno.

Los pétalos formaban tu rostro sobre el lago. El fuego de tu nombre derritió mi helado corazón y tu sonrisa me sumió en una espiral de amor y cariño que jamás creí posible. Un abrazo, un beso, una palabra tuya me despertaba dulcemente y hacía real tu presencia.

Las palabras de amor retumbaban en las paredes llenas de fotografía de mi habitación. Las golondrinas piaban en la ventana y me despertaron en primavera, con las flores sobre tu piel y tú a mi lado durmiendo tranquila, esperando que yo te despertara con el primer beso de la mañana.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Sueño o realidad

Se ha buscado entre las cicatrices de sus manos, entre las cicatrices de su corazón o entre las cicatrices de su alma y se encontró a ella misma mirándose a un espejo.

Unas notas de música sonaban en la oscuridad y su historia se escribía a cada paso que daba. Valor, amor, dulzura, dolor...
Las playas del olvido son de arenas finas y blancas, aguas cristalinas en donde puedes reflejarte y las olas se paran cuando empiezas a llorar. Has de cruzar toda la playa para saber que no olvidas a nadie, que paseas de su mano y simplemente se suelta y se queda en esa playa, tumbada sobre la arena, esperando tu recuerdo.
No has de volver en tus pasos sino seguir caminando y sonreír ante la vida y el día a día.

Surca los mares del llanto y sonríe para no hundirte. Busca en las nubes de la esperanza al ángel que puede salvarte de una caída tras otra y duerme entre las plumas de sus alas.

No despiertes jamás bella princesa, pues con tus ojos cerrados sobre mi regazo haces que el mundo sea un lugar mejor y más bello. Descansa mientras mis dedos se hunden en tu pelo, tranquilizando los latidos de tu corazón. Permíteme sacarte una sonrisa y colgarla en el mural de mi pared para poder soñar contigo y verla antes de dormir.

domingo, 12 de febrero de 2012

El mar

Las profundidades del mar rugían palabras inaudibles. El azul cegaba en los ojos y el viento secaba las lágrimas de alegría.

El perfume de una persona volaba entre la brisa y su sonrisa, iluminaba todo el día.
Las nubes tapaban el sol para que durmiese, pero daba igual, la luz que emergía de una dulce sonrisa permanente fue suficiente para llegar al principio o al final o a donde fuese.
Que no había frío que me enfriara el corazón en ese momento, que no había disgusto que destruyese mi alegría, que no había monstruo que hubiese podido arrancar ni un sólo grito de miedo de mi cuerpo.

No importaba el tiempo, el sitio o el lugar. Sólo importaba el mundo en ese instante y que el tiempo no pasara en el reloj ni en las nubes. Pero la noche se hizo y el último grano del reloj de arena cayó en el montón, fundiéndose con los demás al igual que un abrazo inesperado en una calle cualquiera.

jueves, 12 de enero de 2012

Sueños

Me he despertado en un sueño.
Estaba perdida entre el fango y la mugre de un bosque inexistente en un país no identificado. El fango me impedía levantar las piernas para salir de allí y arrastrarme no era algo posible. Me pesaban las piernas, me pesaban los brazos, me pesaba el alma y el corazón. Me pesaba todo lo que mi cuerpo llevaba y me hundían más y más, casi ahogándome.
Las lágrimas caían por mis mejillas, los recuerdos paseaban por mi mente y la ansiedad me pedía seguir luchando aunque no pudiese casi respirar.

Ella paseaba por mi mente. Ella, la estrella en la tierra, la que mira a la luna llena, se burlaba en mi cabeza de lo que me estaba pasando. La agonía, el dolor y la tristeza me hundían más y más. El valle de la tristeza me susurraba el viento de vez en cuando. ¿Quién le habría puesto ese nombre tan estúpido?

Pero dejé de luchar. Dejé de luchar porque mis fuerzas ya no respondían, dejé de luchar porque ella ni siquiera me ayudaba, dejé de luchar porque mi corazón se había vuelto a romper y no encontraba el camino de vuelta a casa. Cerré los ojos, deseando despertarme en mi cama...y así fue.
Abrí los ojos en la oscuridad, mis ojos estaban húmedos, mi frente sudaba y mi respiración se aceleraba.
Y ella estaba allí abrazándome y susurrándome que ningún sueño es real...y yo le dije que el único sueño que se había hecho realidad en mi vida había sido ella.

Me acurruqué a su lado y volví a dormirme con el sabor de sus labios en los míos, con sus caricias sobre mi piel y con su sonrisa como fondo de pantalla de mi mente.

martes, 10 de enero de 2012

Hoy

He aprendido a escucharte antes que a quererte. Incluso me he perdido en tus palabras y he mirado al horizonte para poder tener en cuenta todas y cada una de ellas y no así perderme en tu mirada, en tu sonrisa o en tus labios. Ésos que tanto anhelo.

No puedo evitar mirarte las manos e imaginar que las mías se posan sobre ellas y te cogen para ayudarte a caminar.
Ni siquiera puedo evitar mirarte a los labios e imaginarme que los beso cuando callas.
Tus ojos, tu mirada, tu risa, toda tú has iluminado esta noche oscura, este alma negra. Toda tú has sido capaz de superar hoy a una resplandeciente luna llena a la que me he tomado la libertad de pedirle un deseo. El deseo que llenará este año nuevo, hasta que consiga todo aquello que me he propuesto en lo que tú eres la número uno de mi lista.