lunes, 12 de septiembre de 2011

Nuestro mundo

Susurraba su nombre en mis sueños, entre mis sábanas. Veía su cara frente a mí, sus manos de agua resbalaban por mi piel y me acariciaba el cuerpo.

Nos fundimos en una. Una sola persona en un mismo espacio. Una sola estrella en un mismo cielo, que se divide en dos y ocupa tu corazón y el mío. Una luna, una estrella fugaz, un sol, un día y una noche.
Una sonrisa, un beso, una caricia y tú.
Una versión distorsionada de lo que es el amor puebla mi corazón, una visión extraña de lo que es el cariño me hace quedarme junto a ti. Busco tu sombra en la noche, aunque sé que no la encontraré ahí estará, cuidando de mí cuando no mire.
Tus ojos me miran desde el cielo para cuidar mi sueño, para que, cuando despierte tú seas mi primer pensamiento y mi día. Quieres que sea parte de tu vida, de tu camino, cogernos de la mano y buscar el final sin miedo a que al otro lado haya un precipicio.

Y allí, con los pies colgando del acantilado, veremos cómo sale y se pone el sol, pues en nuestro mundo sale y se pone por el mismo sitio; en nuestro mundo las estrellas atraviesan el cielo cuando nos besamos. En nuestro mundo, tú y yo jamás nos separamos.

Pero entonces despierto, despierto sin ti en mi cama. Contigo en mi corazón.
Abro los ojos, te veo a ti. Abro mi alma y tú entras.
Suena el timbre. Abro la puerta y ahí estás.

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