martes, 15 de mayo de 2012

Inspiración

Buscando la inspiración entre los silencios de una música desconocida. No quiero hablar, sólo escribir. No quiero describir mi interior, sólo decir lo que sale de mi corazón.
Una explosión de color estalla en el oscuro universo, que se mueve rápido a través de la nada. Sujeto a ninguna parte crea las estrellas, sus hijas más pequeñas.

Me dejo llevar por los ruidos inconexos de una canción extraña y aparezco entre la hierba de un campo cercano, los besos se apoderan de nosotras, el calor, la pasión, nos llevan de aquel campo a tu cama, donde te hago el amor apasionadamente y dejo por los suelos la belleza de la luna al ver tu cuerpo desnudo. Tu respiración se tranquiliza y yo me quedo dormida a tu lado, esperando un nuevo amanecer contigo.

Si me elevo en el cielo caigo al suelo. Si intento poner un pie sobre la tierra caigo al vacío. Las palabras me transportan a tu casa, a la mía; a tu corazón, al mío. No dejo escapar nada, pero lo digo todo. No dejo que huya nada de mis adentros, pero lo pierdo todo. Me quedo vacía por dentro y olvido lo que hay fuera. Esa ternura, ese cariño, ese amor. Todo lo olvido en mi búsqueda, voy ligera, no quiero peso. Suena egoísta, suena horrible, pero es así. Mi vida depende de mí, de mi alma y mi corazón, mis sentimientos, arrepentimientos y mi pasado, son un lastre. Mi pasado es lo que ha hecho que sea como soy hoy en día, pero recordarlo a cada paso no me provoca más que lágrimas de espinas. Me atraviesa el corazón como si de un témpano de hielo se tratase, y se derrite para mezclarse con la sangre de mi cuerpo.

Voy saltando entre las teclas de ese piano para olvidarme de tu nombre. Voy silbando aquella melodía que me guardó una vez para poder relajarme. Voy viajando entre los mares de mis sentimientos para encontrarme.
La inspiración me olvida en estos momentos y hace que me vaya de casa para perderme entre el frío y las calles oscuras, para encontrarla.
Y aunque yo lo haga, porque la amo por encima de todo, sé que mi inspiración se encuentra en el corazón que conquiste, en el alma que se desviva por mis besos, en el cuerpo que yo haga mío aquella noche de luna llena, un día trece, de un mes trece, de un año trece. ¿Imposible, no crees?
No, en esta vida lo imposible no existe, porque los imposibles son para los cobardes. Si fuese imposible que mi corazón volviese a latir al ritmo de los demás, no buscaría una cura para su atrofia. Si fuese imposible, no buscaría una donante que me regalase uno de sus ventrículos para poder latir sangre a la par. Si fuese imposible, no te buscaría entre miles de millones de gente.

Si fuese imposible que mi sonrisa se volviese importante para aquella desconocida no seguiría sonriendo. Si fuese imposible que pueda volver a la luna el astro más vergonzoso de todos, no buscaría tu mirada entre tantos ojos. Si tú fueses imposible, yo ya estaría muerta y enterrada bajo el árbol más grande del bosque. Si tú fueses imposible, yo ya estaría muerta y sería la estrella más brillante del universo.

Sé que el día que este piano deje de sonar dentro de mi cabeza, tú estarás ahí para llenarla con tu voz y tus palabras. El día que el silencio reine mi alma, tú estarás ahí para calmarme y cogerme de la mano para salir del bucle. El día que la luz se encienda de nuevo, estarás ahí para taparme los ojos, para que no se quemen con el resplandor de la luz, ya que se acostumbraron a la tenue luz de las estrellas del cielo.

El día que te encuentre, lo sabré, porque, el día que te encuentre, las golondrinas volverán en invierno en vez de en verano. El día que te encuentre el sol saldrá de noche y podremos hacernos el amor cuando nadie lo espera. El día que te encuentre, las voces callarán, el tiempo se parará y la vida será posible bajo el mar. Porque, mi amor, el día que te encuentre, huiré contigo a donde nadie pueda vernos para recuperar el tiempo perdido y, una vez más, entregarte mi cuerpo y mi alma para el resto de la eternidad en el cilo nocturno.

Barco

Viajaba un barco por su plano mar. Viajaba su barco por el río de su alma. Viajaba en su barco, que era su corazón.
Ella, surcaba los siete mares de sus sentimientos buscando aquel que la haría libre, aquel que la haría desprenderse de toda su banalidad y le dejaría por fin, abrir sus alas y volar.

Quizás su barco no existía, quizás su alma era un mar turbulento o quizás su risa se había apagado para nunca más volver a iluminar.
Lo único que se sabe es que el sol la guiaba y no encontró la orilla.

Simplemente

Simplemente me apetecía decir cuatro palabras.
Escribir sin más, sin un principio o sin un final aparente. Dejarme llevar por las palabras y dejar la mente viajar. Porque, al fin y al cabo, sólo somos eso, palabras. Palabras que se pierden en la noche, palabras que se escapan con el viento, palabras que se derriten cuando una gota de lluvia moja el papel en el que están escritas. Palabras que, a simple vista no dicen nada, pero que, entre líneas, dicen una vida entera.

El blanco es uno de mis colores favoritos, porque es donde puedo escribir con el color que me de la gana. Puedo decir sobre el blanco de una hoja, que te quiero, que te odio, que ojalá estuvieses conmigo, que no quiero verte nunca jamás, que mi vida no es igual desde que llegaste o que me has destrozado la vida desde que te has ido.
Una vez le dije a alguien que no se escribe con la cabeza, que se escribe con el corazón; y realmente, con lo que se escribe es con tu vida. Con esa que sucede cada día a día. Con esa que te enamora, que te deprime o que, no te deja vivir. La vida es un sin vivir de prisa, de locura, de tristeza quizá y seguramente lo que deberíamos hacer es sonreír más y llorar menos. Quizás deberíamos hacer lo que nos hace felices y no lo que nos corrompe y nos deprime. Si quieres ser, yo qué sé, encantador de serpientes, si es tu sueño, cúmplelo, pero cada día que pases siendo encantador de serpientes, hazlo con una sonrisa.

No sé si esto llegará a alguien, si realmente me ayuda el escribirlo u os ayuda a vosotros al leerlo o si quiera si lo leeréis o comprenderéis lo que quiero decir. Pero, si lo hace, si os llega, si lo leéis, si lo comprendéis, sonreid. Ya no por mí, sino por los demás. Si trabajas atendiendo a los demás, sonríe, les darás ganas de volver. Si estudias, sonríe, créeme, tus compañeros te devolverán la sonrisa.
Si estás sola, sonríe, aunque pienses que nadie te ve, aunque creas que nadie se fija, hazlo, de verdad. Hazlo porque aunque tú pienses que pasas desapercibida, hay una persona para la que jamás pasarás sin más. Esa persona eres tú y tú te mereces más que nadie tus sonrisas y tus alegrías.

No vivas por nadie, no seas feliz por nadie, sé feliz tú y que le jodan a los demás.

Simplemente me apetecía decir todo esto. Simplemente, necesitaba sacarlo. Simplemente, espero hacerle caso.

domingo, 13 de mayo de 2012

Gata

La oscuridad se cernía sobre el cielo de la tierra y la diosa Luna dormitaba en su escondite.
El cielo negro se comía la luz del Sol como si no hubiese comido jamás. Los colores anaranjados y rosas se apagaban cuanto más caminaba la oscuridad.

Una pequeña gata de ojos pardos caminaba sobre la nieve de invierno y buscaba un sitio donde no morir congelada antes de que la última luz muriese en el horizonte. Sus patitas se mojaban con la nieve, ya no sentía sus almohadillas y no sabía si seguía teniendo cola. Asustada, aceleraba su paso para encontrar un cobijo en alguna cueva o árbol. Cuanto más rápido intentaba caminar, más se apoderaba la oscuridad del cielo.
La gata cayó rendida sobre la fría nieve y pensó en lo peor. El final de su vida, su muerte, jamás volver a ver un amanecer, jamás volver a jugar entre los rayos del Sol y jamás sentir la brisa en sus bigotes.

Abrió uno de sus ojos pardos, y una luz iluminaba en el cielo. Era tenue, pero brillaba. Era pequeña, pero iluminaba casi como el sol. Los rayos de aquella pequeña estrella le marcaban el camino hacia una cueva. la gata se puso en pie y caminó hacia allí. Se quedo en la entrada y miró al cielo, esbozó una sonrisa, y maulló.
Aquella estrella brilló desde ese día, hasta hoy. Era pequeña, más pequeña que sus hermanas, pero había sido creada con un único propósito. Iluminar.

martes, 8 de mayo de 2012

Country

Su sonrisa torcida se apagaba más mientras tocaba su guitarra acústica.
Su pelo rubio y ondulado se movía al ritmo de su brazo derecho, que creaba ritmos tocando las cuerdas. Sus labios se movían para que los sonidos de su dulce voz saliesen al mundo y deleitasen al resto de personas.

Pero estaba ella sola, sentada en su cama, esperando el tiempo. Miraba al infinito de su suelo de madera y tocaba y cantaba. Sus tatuajes estaban al descubierto, sus vaqueros rotos, su camiseta dos tallas más grandes y su voz.
No sabía a qué cantaba, las palabras no estaban en su cabeza, estaban en su alma. Quizás a un mundo que gira, quizás a un corazón roto, quizás a un amor perdido, o a una persona que no existe.
Sus dedos se movían por el mástil, pulsando las cuerdas, que, al hacerlo, producían sonidos nuevos y distintos, pero siempre con la misma entonación en su guitarra y en su voz.
Bendita la voz que le dieron al nacer, que estaba enamorando al silencio y a la noche. Bendito el momento en el que su voz salió al mundo y sus palabras se convirtieron en canción. Ella, con sus tatuajes y su tez blanca; ella, con lo dulce de su alma y lo fuerte de su corazón, cantaba una canción desconocida que se perdía en los silencios de su guitarra y en sus lágrimas furtivas que la atacaban cuando callaba.

Pero el acorde final la liberó de todo dolor. Una sonrisa cruzó sus labios y un amor llegó a su corazón con un beso y otra canción.

lunes, 7 de mayo de 2012

Pétalos

Una lluvia de pétalos rosados volaba con el viento. Susurraban entre los árboles palabras de amor.
Un banco se escondía bajo sus frondosas ramas, y una pareja se besaba por primera vez. Una sonreía, la otra simplemente la observaba anonadada por su increíble belleza.

Un rayo de sol furtivo iluminó sus ojos tramposos, que eran marrones hasta que, gracias a un destello, se convertían en verdes y sucumbían a la luz.
El silencio solo lo rompía el viento. Y sus miradas sólo las interrumpían los besos que no dejaban de sucederse uno tras otro, tras otro...

Las dos se convirtieron en aire y en pétalo y viajaron buscando su luz, a través de sus almas.