Los aldeanos huían de ellas despavoridos...
Pero entre ellas se encontraba tu sonrisa, esa sonrisa que ya no veré más, que se aleja de mí sin que yo pueda detenerla y me queda simplemente el recuerdo de ti. El recuerdo de tus labios dejando paso a tu luz.
No te odio, pero, aunque no haya podido disfrutar de ti como hubiese querido, te echaré de menos.
Pequeña princesa de mis sueños, dame otra oportunidad. Más bien, dame la primera, y vuelve, vuelve y cruzate en mi camino una vez más. Permíteme sonsacarte una sonrisa y enseñarte el mundo perfecto y precioso que te puedo ofrecer a mi lado.
Déjame tener el principio de mi historia contigo...
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Mancha de pintura