jueves, 12 de enero de 2012

Sueños

Me he despertado en un sueño.
Estaba perdida entre el fango y la mugre de un bosque inexistente en un país no identificado. El fango me impedía levantar las piernas para salir de allí y arrastrarme no era algo posible. Me pesaban las piernas, me pesaban los brazos, me pesaba el alma y el corazón. Me pesaba todo lo que mi cuerpo llevaba y me hundían más y más, casi ahogándome.
Las lágrimas caían por mis mejillas, los recuerdos paseaban por mi mente y la ansiedad me pedía seguir luchando aunque no pudiese casi respirar.

Ella paseaba por mi mente. Ella, la estrella en la tierra, la que mira a la luna llena, se burlaba en mi cabeza de lo que me estaba pasando. La agonía, el dolor y la tristeza me hundían más y más. El valle de la tristeza me susurraba el viento de vez en cuando. ¿Quién le habría puesto ese nombre tan estúpido?

Pero dejé de luchar. Dejé de luchar porque mis fuerzas ya no respondían, dejé de luchar porque ella ni siquiera me ayudaba, dejé de luchar porque mi corazón se había vuelto a romper y no encontraba el camino de vuelta a casa. Cerré los ojos, deseando despertarme en mi cama...y así fue.
Abrí los ojos en la oscuridad, mis ojos estaban húmedos, mi frente sudaba y mi respiración se aceleraba.
Y ella estaba allí abrazándome y susurrándome que ningún sueño es real...y yo le dije que el único sueño que se había hecho realidad en mi vida había sido ella.

Me acurruqué a su lado y volví a dormirme con el sabor de sus labios en los míos, con sus caricias sobre mi piel y con su sonrisa como fondo de pantalla de mi mente.

martes, 10 de enero de 2012

Hoy

He aprendido a escucharte antes que a quererte. Incluso me he perdido en tus palabras y he mirado al horizonte para poder tener en cuenta todas y cada una de ellas y no así perderme en tu mirada, en tu sonrisa o en tus labios. Ésos que tanto anhelo.

No puedo evitar mirarte las manos e imaginar que las mías se posan sobre ellas y te cogen para ayudarte a caminar.
Ni siquiera puedo evitar mirarte a los labios e imaginarme que los beso cuando callas.
Tus ojos, tu mirada, tu risa, toda tú has iluminado esta noche oscura, este alma negra. Toda tú has sido capaz de superar hoy a una resplandeciente luna llena a la que me he tomado la libertad de pedirle un deseo. El deseo que llenará este año nuevo, hasta que consiga todo aquello que me he propuesto en lo que tú eres la número uno de mi lista.