martes, 25 de octubre de 2011

Lisette Model


Empezamos con el ciclo Lisette Model. Serán otras tres fotos con otras tres historias distintas. Espero que os guste tanto como el ciclo de Diane Arbus!


Los pasos ajetreados de la gente de la ciudad sonaban como los cascos de los caballos en una carrera. Sus pies tocaban el suelo, aprisionaban el sonido y lo dejaba salir en forma de carcajada, de grito o de banal conversación.

Las personas, como hormigas, viajaban rápido, cruzando calles sin mirar, entre los coches o entrando en los edificios que tocaba para volver día tras día a su monótono trabajo.


Pero no todos dejaban abandonados los días uno tras uno. En la ciudad que nunca duerme, en la ciudad en la que las luces no se apagan, pues cuando se esconde el sol se encienden los neones y cuando éstos se apagan el astro rey se despierta, hay una persona cuya vida apenas le importa a unos pocos y cuya muerte, si eso ocurriera, no le importaría a nadie, pues nadie la recordaría.


Ese extraño ser, llamado vulgarmente Pobreza, acecha en cada esquina de cada calle intentando llevarnos a los más oscuros reinos. Ropa rasgada, mal olor, durmiendo entre cartones, corazones deshilachados, almas rotas y lágrimas que se secan con el contacto de la piel sucia. Un recuerdo es lo único que te mantiene vivo mientras intentas sobrevivir una fría noche más vigilando de que nadie te intente robar lo poco que tienes, de que nadie te mate por envidia o estando alerta para no morir congelado y ser pasto de las ratas y de los gatos que, minuto a minuto te miran imaginando que eres un plato de comida caliente y abundante. Comerán hasta hartarse.

Culpas a tu desquiciada mente que te habla. Culpas a tu mujer, a tu marido, a tus hijos, a tu familia, te culpas a ti mismo...culpas a todos los que pasan a tu alrededor y no te miran. Culpas a los que te miran y lo hacen con desprecio. Culpas al presidente por dejarte morir en la calle. Culpas a todo lo culpable, esa piedra, esa nube o ese pájaro que volaba sobre tu cabeza.

Y con un grito de esperanza en los ojos y exhausto te tumbas en el suelo, sobre tus cartones, junto a esa tienda en donde venden cosas que brillan...y mientras lo único que ves son las pisadas de los demás, las prisas y sus vidas, tú cierras los ojos...pero no volver a abrirlos nunca más.

2 comentarios:

  1. Es.. muy triste >__<
    He recordado a todas esas personas que veo pidiendo limosna a las puertas del súper >_<

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  2. Sabes dibujar narrativamente a la perfección... de Arte tenías que ser :P jajajaja
    un besito!

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Mancha de pintura