domingo, 22 de abril de 2012

Fantasma

Ahora sé lo que es caminar con tu propio fantasma. Ahora sé que no es una sombra lo que me sigue, no es un vacío o un ente extraño. Soy yo misma, siguiendo a mi forma física.
Mi alma me persigue día tras día y yo intento escapar. Es una persecución estúpida. Pero me persigo.

Camino entre los bosques perdidos de ninguna parte e intento perderme entre las notas de una canción desconocida. No hay voz, no hay silencio, no hay nada. Sólo un resquicio de lo que un día fue una civilización, o una persona, queda entre las ruinas de este bosque. La luna, las estrellas, iluminan el musgo de una roca olvidada. Tú, yo, nosotras, ¿qué más da? Si ni siquiera yo puedo alcanzarme a mí misma, qué me importa que seas tú o que sea esa con la que me he cruzado al salir del bar.
Yo he perdido el norte, el sur, el este y el oeste y soy incapaz de encontrar el centro de mí misma para poder seguir caminando. Si me quiero perder sólo he de cerrar los ojos; si me quiero olvidar, sólo he de dormir; pero si me quiero conocer, tengo que escuchar las palabras que no llegan, las palabras que mi alma grita y yo no escucho.
Si quiero volver a vivir completa, he de seguir este camino que me lleva a lo que todos ansiamos. No quiero que mi corazón se marchite, no quiero que mi alma se esconda más, no quiero perseguirme a mí misma. No quiero ser la pesadilla que me atormenta cada noche. No quiero ser la sombra de lo que un día fui. Quiero ser la luz y la espada, quiero luchar y encontrar mi alma. Quiero que el resto del mundo escuche lo que tengo que decir y después, al final, como cualquier otra alma, convertirme en estrella y vivir mi eternidad iluminando el camino de aquellos que no ven.

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Mancha de pintura